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Zinc

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El zinc es un elemento químico (o más precisamente un metal) bastante abundante en la corteza terrestre, presente de forma natural en el aire y el agua, y utilizado desde la antigüedad en la producción de aleaciones de metales comunes (como el latón). Identificado en la tabla periódica de los elementos por el símbolo Zn y el número atómico 30.

El zinc, sin embargo, también es una sustancia indispensable para nuestro organismo, ya que es un elemento constitutivo de más de doscientas enzimas y muchas otras proteínas. En particular, es esencial para el funcionamiento de las enzimas que regulan la respiración celular (el llamado metabolismo celular), de las que tienen una acción antioxidante y de algunas proteínas que permiten desentrañar el ADN (el material genético que las células mantienen fuertemente enredado en los cromosomas) y luego leer las instrucciones.

 

Al igual que el resto de sustancias incluidas en el grupo de los oligoelementos (hierro, cobre, flúor, yodo, selenio, cromo y cobalto), este mineral está presente en nuestro organismo en pequeñas trazas. Según las estadísticas, el contenido total de zinc en el cuerpo humano varía entre 1,4 y 3 gramos. El zinc se acumula principalmente en las células de los músculos, los huesos, la piel, el hígado y el cabello, pero también está presente en los tejidos del cerebro, el esperma y, en pequeñas cantidades, en el plasma y los glóbulos blancos.

Además de contribuir al crecimiento, el zinc combate los efectos negativos de los radicales libres y los procesos de envejecimiento celular asociados a ellos, estimula el funcionamiento del sistema inmunitario, facilita la cicatrización de heridas y úlceras y dificulta la formación de acné. Puede ayudar en la prevención del tratamiento de la infertilidad.

La deficiencia de zinc puede ser el resultado de una absorción insuficiente o deficiente, a menudo asociada con una dieta rica en cereales pero baja en proteínas, el alcoholismo y la vejez, o por una eliminación urinaria excesiva. Se puede encontrar, por ejemplo, en ancianos con problemas que afectan al sistema circulatorio, que a menudo, en un intento por mantener los valores normales de colesterol, reducen el consumo de carne, y por tanto también el de zinc.

 

A veces, la deficiencia se debe a enfermedades como:

  • la diabetes crónica,

  • los trastornos gastrointestinales

  • la cirrosis hepática, y se manifiesta por un aumento de las infecciones prolongadas.

 

Pero algunos medicamentos también pueden causar deficiencia de zinc; estos incluyen diuréticos, corticosteroides y antidepresivos. Los síntomas relacionados con las deficiencias de zinc son muy variados: cambios en la piel, cansancio, pérdida de apetito, cicatrización lenta de las heridas, disminución de la respuesta inmunitaria con susceptibilidad a las infecciones, alopecia, disminución de la sensibilidad al gusto (con posible pérdida del gusto) y ceguera nocturna.

Dosis aconsejada 1 capsula al día

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